viernes, 9 de diciembre de 2011

Etheridge: El Filipino de Craven Cotagge

En una ciudad como Londres se respira football por los cuatro costados. Vas a un pub a ver el partido del Barça y te encuentras con los aficionados del Arsenal. Los hinchas gunners siguen en la barra, bebiendo pintas y celebrando la victoria de su equipo. En el metro ves a dos hinchas del Liverpool, con su bufanda y su camiseta, que vienen a ver a los reds que juegan esta noche contra el Fulham. Al salir te cruzas con aficionados españoles, son valencianos. Claro, mañana hay partido de Champions en el Bridge. El balónpie fue inventado por los ingleses hace ya casi 150 años y algunos dicen que el auténtico fútbol es el que se juega en las islas. Con un estilo más directo, con una grada entregada y con jugadores que se dejan el alma por su equipo. Los días de partido la ciudad se paraliza y las calles se llenan de hooligans ebrios de cerveza y sentimiento por sus colores. Los románticos del fútbol recalcan que el ambiente que se respira en los campos mas antiguos de Inglaterra no se encuentra en ningún otro lado. Y uno de estos campos es Craven Cottage. Construido en el 1896 y situado a las orillas del Tamesis, en el barrio de Fulham, este viejo estadio alberga los partidos que el Fulham FC juega como local. Los cottagers no cuentan con la mejor afición de Inglaterra, pero el aura de su estadio, hecho de madera y de una sola gradería, enamora a los puristas de este deporte.

Craven Cottage, un templo del fútbol.
 El equipo de Martin Jol es un equipo hecho a la antigua usanza. Con un punta de referencia como Bobby Zamora, grande y corpulento y que se dedica a tocar de cara. Dos balas en los extremos que bien pueden ser Dembelé y Duff, bien pegados a la línea de cal, donde pueden sentir el aliento de sus aficionados. Un pelotero llamado Clint Dempsey o Bryan Ruiz, que deambulan en la zona de tres cuartos de campo para tocar un balón con magia. Los demás: guerrilleros del balón. Auténticos atletas que imprimen un ritmo fortísimo al encuentro. Futbolistas entregados a su oficio que se dejan la piel en cada acción y que tratan de buscar de forma directa a sus jugadores de ataque. Eso es football en estado puro. Cerveza en una grada colorida, entradas a ras de suelo, un constante de idas y venidas y un partido trepidante.
En este marco tan británico, tan auténtico, tan clásico, se cuela una pincelada de color. Un toque distinto, un jugador que llama la atención. Por ahora no es por su juego -puesto que está en el banquillo- pero si por su procedencia. Se trata de Neil Etheridge (07/02/1990), el filipino de Craven Cottage y el futuro guardián de la portería del Fulham.
Etheridge es el segundo portero del Fulham.
 El joven guardameta británico-filipino llamó la atención de los cazatalentos del Chelsea con tan solo 12 años y entró a formar parte de las categorías inferiores del club blue. Allí coincidió con dos filipinos más: Phil Younghusband y James Younghusband, ambos mayores que él y que no han llegado a triunfar nunca. Nacido en Londres, de padre inglés y madre filipina, cuando Etheridge  ingresó en la academia del equipo de Stamford Bridge, en 2003, actuaba de delantero pero pronto se dio cuenta de que su lugar estaba bajo las maderas; aunque eso explica que el propio cancerbero confesase que siempre se tomó el fútbol como “una diversión” hasta los 16 años, cuando entendió que pasaba a ser un trabajo. El joven filipino confesó en una entrevista a la ESPN que tenía dos sueños por cumplir. Uno, debutar en la Premier League. Y es algo que en cuestión de tiempo se hará realidad puesto que the bus –como le apodan- se ha ganado el puesto de segundo portero y solo se encuentra por detrás del veteranísimo Shwarzer de 39 años.
Neils Etheridge en un partido con la selección filipina.
El segundo tiene que ver con Filipinas, el país natal de su madre. Pese a que Etheridge formó parte de la selección sub-16 inglesa y que en 2007 renunciase a la selección absoluta filipina por falta de conocimiento de la lengua y la cultura asiática, ahora el joven arquero afirma que su sueño es competir contra las mejores selecciones defendiendo la camiseta de losAzkals. Neil ya está adaptado a las tradiciones del país del sur-este asiático. Reconoce que le gusta el hecho de que recen tanto –antes, a mitad y al finalizar un encuentro- e incluso el adobo (la inmersión de un alimento crudo en un preparado en forma de caldo) y las barbacoas de cerdo son un ritual que ha adoptado cuando va a los partidos con su selección. Costumbres muy distintas de las que vive en su día a día en Inglaterra, la cuna del fútbol, pero que hacen de este prometedor portero una rara avis de la Premier League. Digna de seguimiento.

Escrito por: Jorge Espinos
Twitter: @EspinosJorge
Blog: http://futasiatico.blogspot.com/

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