La cruda realidad

2 meses para olvidar en el Real Zaragoza han provocado una caída libre similar a la de las 2 últimas temporadas con Marcelino y Jose Aurelio Gay. Y ya no son ni una ni 2, si no 3 veces en las que hemos tropezado con la misma piedra. Por no hablar de una cantera a la que se le ha sentenciado, y por supuesto de una aficción que no aguanta más y que no solo se ve en 2ª si no que ya ni se ve. Hacía casi 60 años que no se vivían temporadas como estas en el Real Zaragoza. Desde luego las cifras del equipo blanquillo sonrojan y avergüenzan a cualquiera. Está claro cuál es la liga del Real Zaragoza, pero a este paso igual en unos meses no es ninguna. El equipo aragonés se encuentra en una dinámica como decía no nueva para todos nosotros, en la que somos incapaces de ganar a nadie y nos gana CUALQUIERA. Un equipo que sabe que va a encajar el primer gol e incapaz de dar 3 pases seguidos. La de ayer es la 3ª derrota consecutiva por la mínima del conjunto blanquillo. Como decía lo que ya es también costumbre últimamente es encajar el primer gol del partido y venirse abajo, además de no reaccionar hasta cuándo ya no hay tiempo para el milagro. Y cuándo llega algo de peligro se produce un desbarajuste táctico en defensa mientras que en ataque el peligro sólo llego en alguna jugada individual de algunos de nuestros jugadores, más por amor propio que por talento. Así es prácticamente imposible ganar un partido.

El sábado toca visitar San Mamés, con la presión de no saber ganar, con Aguirre en la cuerda floja, y el orgullo del león y toda su aficción herido. Porque no sólo somos los últimos y los más goleados de la categoría, si no que estamos ya a 5 puntos de la salvación, y esto señores es algo que no deben sentir algunos si no todos los miembros de esta plantilla, aunque no tengan casi pasado maño o no conozcan apenas la historia zaragocista en la mayoría de los casos.

Sea como sea, el sábado en San Mamés nos jugamos la vida. Ganar serviría para levantar el ánimo y respirar ''aliviadamente'' tras llevar varias jornadas en lo más profundo de las aguas del Río Ebro en dónde Agapito Iglesias parece tener al club ahogándose.

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