En el grupo de la muerte se enfrentabas dos equipos necesitados, el City con un punto de 3 posibles y el Villareal que no ha puntuado aún. Los locales salieron sin Kun Agüero en el banco. Mientras que con los castellonenses hubo sorpresa con la alineación de centro campista Hernán Pérez
Antes de que todos se sentaran en sus respectivas localidades, el Villarreal se adelantaba en el marcador tras un robo de los amarillos en tres cuartos de campo, dispara Valero, el portero rechaza el balón y Cani sólo tuvo que meterla. Era el mejor comienzo posible para los de Garrido, se ponían por delante en la primera jugada y sin merecerlo ninguno de los equipos.
El gol le dio tranquilidad al Villarreal, se replegó atrás y puso a prueba la paciencia del City en la creación de juego. Con el pasar de los minutos, y aunque parezca contraproducente, el gol de Cani hizo que los amarillos no hicieran su juego y le dieran mucho campo al City, además, la pareja de centrales del Villarreal era la menos óptima para sacar el balón jugado.
Se merecían el gol los locales, pero su falta de ‘punch’ en los últimos metros se lo impedía. La presión adelantada de los locales no permitía a Valero organizar y tener el balón para su equipo. Poco a poco se fueron asentando los castellonenses en el campo, incluso se acercaron a la portería de Hart por la banda de derecha. Silva tenía que salir de su hábitad para poder organizar, llegaban las prisas para los de Mancini.
Las pérdidas de balón del Villarreal eran su perdición. Cuando peor lo pasaba los españoles, Roberto Mancini hizo un cambio a ‘priori’ defensivo, sacó a Johnson y dió entrada a Barry, el propio jugador salió contrariado del campo. Nadie en el estadio se lo explicaba.
Sucedió lo inevitable. La enésima entrada de Kolarov por la izquierda, centro al área pequeña y Marchena se mete el gol en propia puerta, estaba Dzeko esperando también; era el minuto 43. El gol destrozó al Villarreal hasta el final del primer tiempo; Silva y Dzeko tuvieron en sus piernas la remontada. El final del primer tiempo llegó como un bálsamo para el Villarreal, estaba ‘out’. Le salía bien la apuesta al técnico italiano.
La segunda parte comenzó como acabó la primera, con el City arrollando al Villarreal. Tardaron 10 minutos los visitantes en asentarse de nuevo, pero cada llegada del City era un peligro. Yayá Touré, impecable, llevaba el peso del centro del campo, estaba en todas partes. El City es el equipo más goleador de la Premier, pero en la Champions se les moja la pólvora, les cuesta poco trabajo llegar pero necesitan muchos disparos para concretar un gol. Con la entrada de Agüero por De Jong en el minuto 61, el City iba a por todas.
La salida del jugador holandés permitió a Valero entrár mas en juego al tener menos presión en el medio. Ambos equipos estaban faltos de ideas en los últimos metros, las defensas se imponían a los ataques. Impresionante la labor de Gonzalo y Kompany defendiendo, todo unos valuartes.
El partido no era bueno a mediados de la segunda parte, no había oportunidades, muchas faltas y poco juego de ataque y con el carrusel de cambios, Nasri por Milner y Mario por Cani, el partido se durmió casi por completo.
El City tuvo las posibilidades mas claras, pero el Villarreal siempre dió la sensación de estar bien planteado en el campo, de saber lo que buscaba. Pero los jugadores buenos, los cracks siempre aparecen cuando se les necesitan. El Kun que había pasado de puntillas por el partido, metía un gol en el 93 que desataba la locura en el Ciudad de Manchester. En la última jugada, en el último minuto. El empate era lo más justo, ambos equipos hicieron méritos para ello.
La diferencia a veces es el dinero y en este caso el City tenía a los mejores, y más caros, en el campo; además de pegada, que da puntos y títulos.
Lo tiene difícil el 'Submarino Amarillo' para pasar la fase de grupos, cero puntos, y el City se mete de nuevo en la pelea aprovechándose del empate del Bayern contra en Nápoles. Se pone apasionante, más aún, el llamado 'grupo de la muerte'.
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