miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Punto de partida de la Era Messi (Invitado especial , Nicolás Nardini)


Quedarse con lo último suele ser un vicio frecuente en el periodismo deportivo. Es lo más fácil, ya que no requiere esfuerzo alguno. Así, un periodista haragán, se ahorra el trabajo de recurrir al archivo (al día de hoy recuerdo las tardes enteras en el viejo archivo en papel del querido diario EL DIA de La Plata cuando los jefes pedían estadísticas) y en un par de minutos esboza una crónica basada únicamente en lo reciente, en lo que aún está fresco en la tinta que acaba de ser impresa.
Ese ejercicio de recordar solo "la parte cúlmine de una historia" también acontece al rememorar, en crónicas actuales, hechos destacados del pasado. Se torna difícil, ya sea por impericia o por sentimiento, no quedarse con lo positivo de aquello que aún flota en nuestra memoria. Entonces Gardel cada día canta mejor o Maradona gambetea el mismo número de ingleses como años pasan desde aquel mejor gol de todos los tiempos. Dicen que la memoria es selectiva, nuestra mente encuentra -generalmente, no siempre es así- mas espacio para los recuerdos alegres que para los sinsabores.
Sin embargo, para llegar a entender el porqué de un éxito, resulta insoslayable conocer los porqués de un fracaso. Nadie es exitoso desde la cuna. Siempre un triunfo es precedido de un fracaso, así como es altamente probable que después de la debacle llegue la buena nueva.
En la memoria colectiva del pueblo futbolero argentino, la asociación Maradona-gol a los ingleses-Copa del Mundo en Casa Rosada ocupa un lugar privilegiado. Están los que la vivieron peinando canas o los que la saborearon con la inocencia de un infante. E inclusive aquellos que solo la apreciaron apretando "búsqueda" en You Tube. Para todos, Diego es el jugador sublime que inmortalizó con su fenomenal garganta el genio de Cardona, Víctor Hugo Morales, a través de la vieja Radio Argentina, en tiempos en que se escuchaba la AM en las Noblex Karina. Pero para muy pocos de ellos, Pelusa es el que había fracasado con todas las letras en el Mundial de España 1982. Pocos hablan de la agonía albiceleste en las Eliminatorias de 1985, cuando el elenco de Carlos Bilardo estuvo a minutos de quedarse afuera del Mundial de México 1986 ante Perú en el Monumental.
Eran tiempos difíciles para el 10. Ni siquiera la decisión del "Narigón" Bilardo de darle la cinta de capitán generaba unanimidad en la opinión pública. Los medios nacionales hablaban de la "injusticia" de quitarle el brazalete al "Gran Capitán" del Mundial ´78, Daniel Alberto Passarella y no eran pocos los que apostaban lo que no tenían al inexorable fracaso de Maradona en la copa del mundo. Incluso meses antes del certamen ecuménico disputado en tierras aztecas, el por entonces Secretario de Deportes de la Nación Argentina, Rodolfo "Michingo" O’Reilly, le sugirió al en ese momento presidente, el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, que hiciera todo lo posible para destituir a Bilardo del banquillo albiceleste. Al final, el ya desaparecido caudillo radical prefirió no forzar la situación y el titular de la AFA, Julio Humberto Grondona, respaldó el ciclo Bilardo DT-Maradona capitán para el Mundial del ´86. Diego generaba resistencias, una porción del conglomerado futbolero hasta decía que el genio nacido en Villa Fiorito que brillaba en el Nápoli se "achicaba" cuando se ponía la albiceleste.
Contra viento y marea, Bilardo le dio a Maradona los "super poderes" y armó toda la estructura de la selección alrededor suyo. La AFA primereó a los grandes de Europa y arrendó para la preparación del Seleccionado en México las instalaciones del América, para que el plantel tuviera el mejor complejo deportivo de todo el DF. El cuerpo técnico, como me contó una vez Héctor Collivadino (enviado especial de la prestigiosa revista El Gráfico al Mundial 86), le dio a Maradona hasta el gusto de hacerle un lugar en la concentración a Don Diego (el papá del 10) para que se encargara de hacer los asados del plantel, junto al suegro de Pelusa, el Coco Villafañe.
En esa previa cargada de críticas ácidas y ninguneo, aunque con una estrategia sostenida con feroz tenacidad, se gestó el Maradona exitoso que se convirtió en póster, cuadro y estampita albiceleste unos meses después. Los pocos que creían en él en las épocas de vacas flacas, se multiplicaron por millones desde que empezó a rodar el balón en aquel inolvidable Argentina-Corea del Sur, que fue el punto de partida para el título mundial alzado ante la todopoderosa Alemania del Kaiser. Pero la "Era Maradona" no nació tras aquel notable triunfo ante los teutones en el mítico Estadio Azteca, sino que se inició exactamente tres años antes, cuando le dieron todo el respaldo tras el planchazo a Joao Batista que quedó como foto oscura del paso de Maradona por Espana 1982.

                     De Diego a Leo


  El partido de Lionel Messi en Barranquilla, por las Eliminatorias para Brasil 2014, representa el gran punto de inflexión de la carrera del rosarino con la casaca albiceleste a nivel de mayores. Indiscutido en juveniles, donde fue campeón del mundo en categoría Sub-20 y presea dorada en un Juego Olímpico, al astro que rompe récords vistiendo el uniforme del FC Barcelona, aún le queda un desafío por superar. La falta de títulos en lo colectivo y de actuaciones descollantes en lo individual, es un estigma que viene acompañando al joven oriundo del barrio Grandoli de Rosario desde que dio el salto a la absoluta argentina. La carga de las comparaciones con aquel crack que en dos mundiales brilló con la misma intensidad con que cada domingo lo hacía en el San Paolo, es una pesada herencia que, aún hoy, cuelga de su pecho. No importan las decenas de vuelos transoceánicos para no fallarle nunca a la Selección, las puteadas recibidas con estoicismo en Santa Fe en la última Copa América, ni las lágrimas derramadas tras alguna derrota dolorosa como muestra de sentimiento genuino por el celeste y blanco. Para "los contras" (llamésmole así, desde ahora, a todos aquellos que ni aún en la victoria le reconocerán mérito alguno a Messi) es "el que arruga en la Selección", "el catalán", "el que juega bien en el Barça unicamente por culpa de Xavi e Iniesta" y hasta algún osado se ha animado a catalogarlo de "mentira del fútbol". Desde este rincón digo: si este chico es una mentira, que bien jugará la verdad!
Sea como fuere, todos, "los contras", "los pros" y los que simplemente disfrutamos de su fútbol (me inscribo en este último colectivo) asistimos en la húmeda y calurosa noche barranquillera a una demostración de lo que significa ser el mejor del mundo en cualquier contexto, ante cualquier rival y vistiendo la casaca que fuere. Fue la primera vez en que, jugando por Argentina, Messi se pareció a Maradona. Se puso el equipo al hombro, cargó con la reponsabilidad de comandar un ataque por momentos raquítico de fútbol y fue el autor, intelectual en ambos y material en el primero, de los goles que oxigenan por completo el ciclo de Sabella.
Los que creen en las cábalas o las costumbres, como le gusta decir a la corriente bilardista, ya empiezan a ver puntos de contacto entre la "Era Diego" y la "Era Leo". Aquella empezó con resistencias y fracacos (Mundial Espana ´82). Esta también (Sudáfrica 2010-C América 2011). Pelusa recibió la cinta de capitán de manos de Bilardo en medio de la tormenta. La Pulga fue galardonado por Sabella con el brazalete en plenas turbulencias. Maradona jugó la Copa del Mundo de México con casi 27 años. Messi disputará la de Brasil con 27 abriles recien cumplidos. El final de la historia, solo Dios lo sabe...



Escrito por : Nicolás Nardini ( Escribirá muy poco ) Especial Invitado
Twitter: @NicolasNardini
Para quien no le conozca, ha estado en Goltv, Marca, y en medios de Argentina muy conocidos, fue jugador de fútbol.
@FUTBOLDELAABRRA (Twitter oficial del Blog)

2 comentarios:

Buen artículo de una gran persona y periodista como Nico Nardini, tiene toda la razón.

Jajajaja gracias Rodro
Ojalá tú te animes algún día.

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