Cuando Miguel Pérez Cuesta, Michu, llegó al Rayo Vallecano en el mercado de verano, nadie daba un duro por él. Su rendimiento en Segunda División había sido irregular y como futbolista parecía haberse quedado estancado desde su temporada de debut en esa categoría. Ahora, convertido en el máximo goleador de su equipo y segundo en la clasificación del pichichi español, nadie duda de que Michu es el hombre a seguir del conjunto vallecano.
Con cinco goles en once partidos, es poco probable que Michu no supere su mejor cifra goleadora en el Celta de Vigo, donde militó cuatro temporadas en Segunda División. Las dos últimas campañas consiguió anotar seis goles, sus mejores registros. Repasemos cuáles son las razones por las que el jugador, de 25 años, ha conseguido explotar en su llegada a la mejor categoría del fútbol español.
El primer factor clave para su rendimiento ha sido la confianza depositada en él por su nuevo técnico, José Ramón Sandoval. El entrenador, también debutante en Primera, dio entrada en el once a Michu desde la primera jornada, prefiriéndolo a Trashorras. Y no solo eso, lo convirtió en el eje del sistema ofensivo del Rayo.
Para hacerlo, cambió la posición del jugador. Mientras que en el Celta se solía desempeñar como centrocampista, muchas veces más encargado de la contención que del ataque, en el Rayo se prodiga muy a menudo en la mediapunta y en ocasiones en la delantera. Con la lesión de Tamudo, ha pasado a ser la principal referencia ofensiva. En la nueva posición su llegada es mucho mayor, ayuda en la presión –el jugador es un portento físico- y con su 1,90 de altura gana un alto porcentaje de balones aéreos.
Pero este trabajo en la presión, ese compromiso defensivo, era lo que más se le reprochaba en Vigo. Un jugador bueno técnicamente, superior físicamente, que no aportaba demasiado por su apatía y su falta de sangre. Ahora en el Rayo, Michu, asturiano, celebra los goles como un auténtico ultra, como si fuera seguidor del equipo de toda la vida. Corre todo el partido, roba balones, ayuda en la salida de balón acercándose a la medular… Ha pasado de ser un centrocampista distinto a ser un todocampista de toda la vida. Con razón le llaman el “Baptista blanco”.
Aunque no conviene lanzar las campanas al vuelo, ya que la segunda parte de la temporada siempre es dura y hasta el momento al jugador le está saliendo todo bien, se rumorea que varios equipos ya le están haciendo un seguimiento. A Michu le costó llegar a Primera, no solo por su discutible rendimiento, sino también por rechazar al Sporting por su procedencia ovetense. Ahora, ganando minutos en la categoría, se ve que el salto no le quedaba grande en ningún caso.
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1 comentarios:
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